miércoles, 20 de febrero de 2013

LA GENÉTICA EN EL TDAH







Si los genes fuesen un determinante biológico con el que se escribe nuestro futuro, se haría improbable cualquier reto al destino. En la investigación de las bases biológicas de los trastornos mentales, por ejemplo, una pregunta fundamental es conocer cuánto influyen dichos factores genéticos. Aunque existe evidencia de que la depresión, el trastorno bipolar, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y la esquizofrenia tienen tendencia a distribuirse en forma familiar, el preciso rol de los genes en estas condiciones y en otras enfermedades psiquiátricas es todavía un tema de gran discusión científica.


Los genes son las unidades funcionales del ADN y determinan la estructura de los productos celulares, principalmente proteínas. Algunas veces los genes se alteran y generan mutaciones. Un ejemplo de esto es el daltonismo o ceguera de los colores. En esta enfermedad, ligada al cromosoma X, es defectuoso el gen que codifica las proteínas pigmentadas responsables de la visión de los colores.

En las enfermedades mentales, sin embargo, los genes conferirían susceptibilidad o predisposición, pero no serían la causa directa de la enfermedad.


La epidemiología habla, entonces, de factores de riesgo cuya presencia aumenta la posibilidad de que una persona padezca una enfermedad. Esto indica que ha perdido fuerza una idea que prevaleció por mucho tiempo de que habría un gen único anormal que podría causar una enfermedad mental.

El factor genético no es suficiente para explicar el desarrollo de las enfermedades psiquiátricas mas comunes tales como depresión, los trastornos de ansiedad, el trastorno bipolar, TDAH y la esquizofrenia. Aproximadamente el 1% de la población mundial estaría determinada genéticamente a tener en algún momento de su vida algún rasgo típico de esquizofrenia, pero esto no implica necesariamente que desarrollará inevitablemente la forma completa de la enfermedad. La esquizofrenia es una enfermedad que tiene múltiples causas y se produciría como un cruce del componente genético, es decir, la predisposición a padecerla, y un componente ambiental, que remite a las relaciones del sujeto con su entorno. Por ejemplo, el nacimiento urbano aumenta el riesgo de esta enfermedad en forma lineal: una persona que nació en una gran ciudad tiene 2,37 más chances de desarrollar la enfermedad que una persona que nació en el campo. Esta compleja situación se comprende en un modelo que integra los factores genéticos con los factores ambientales, denominado modelo “Genes X Ambiente”.

El gen confiere predisposición, pero para que la enfermedad se desarrolle debe interactuar con algún factor o estresor ambiental.



El efecto del gen no sería producir directamente la enfermedad, sino algún déficit intermedio que favorece el desarrollo de la misma. Por otro lado, no se trataría de un solo gen, sino de una serie de genes que interactuarían para conferir susceptibilidad a padecer la enfermedad (la importancia de encontrar estos genes podría ayudar al desarrollo de estrategias terapéuticas). Todo esto nos revela que existen personas con riesgo genético para desarrollar una enfermedad psiquiátrica pero que, a la vez, poseen mecanismos compensatorios ante factores ambientales que logran evitarla.
Muchas veces, entonces, más que marchar hacia un destino escrito, vamos conversando sobre el camino.
 
(http://mistdahfavoritas.blogspot.com.es/)

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