Cada vez se diagnostican más niños con
trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Azucena Díez Suárez,
psiquiatra infantil y pediatra en la Clínica Universidad de Navarra, aporta
algunas claves sobre el TDAH y su tratamiento.
Yvonne Buchholz.
Los
estudios más recientes en torno al TDAH destacan las bases biológicas del
mismo, es decir, los factores genéticos y neurológicos. También se ha detectado
un aumento de los casos de niños con este trastorno. ¿A qué se debe?
El TDAH es un trastorno neurológico, es
decir, de origen cerebral, en el que existe una disfunción del lóbulo
prefrontal y otras regiones. El 75 por ciento de las causas que lo producen de
son tipo genético. En realidad, la incidencia del trastorno por déficit de
atención e hiperactividad se ha mantenido estable en los últimos años. Este
posible aumento en los datos de prevalencia se debe más a la mejoría de los
recursos de psiquiatría infantil y a una mayor concienciación de los profesionales
de la salud mental sobre el trastorno.
Entonces,
¿no se puede atribuir ese incremento al cambio del estilo de vida de los niños?
En los estudios sobre las causas del
TDAH no se ha identificado ningún factor ambiental o de estilo de vida que pueda
provocar por sí solo síntomas de trastorno. Los factores ambientales que se
asocian a la aparición de TDAH son en su mayoría prenatales, como el consumo de
tabaco o de alcohol durante el embarazo, o perinatales, entre ellos, la
prematuridad, el bajo peso al nacer o las infecciones cerebrales. Ni la
formación educativa ni las aficiones del niño, sean los videojuegos o Internet,
ni el estilo de vida, por ejemplo, el tipo de actividades extraescolares que
realiza o una menor supervisión por parte de los padres, influyen en el
desarrollo del trastorno.
¿Existen
tantos TDAH como niños con trastorno por déficit de atención e hiperactividad?
Existen varias formas de presentación
del TDAH: con predominio de síntomas de inatención, de hiperactividad o
combinado, es decir, con síntomas de hiperactividad-impulsividad y también de
inatención. Los niños con subtipo inatento son muy diferentes de los
hiperactivos, ya que no se mueven en exceso, no actúan sin pensar, “no
molestan”. En estos casos, los padres suelen consultar por las dificultades
académicas y los despiste frecuentes de su hijo. Sin embargo, los niños con el
tipo combinado y sus padres suelen plantear que existen dificultades para
controlar el comportamiento. Además, algunos niños con TDAH desarrollan ansiedad;
otros, síntomas depresivos, y otros, abuso de sustancias tóxicas. La existencia
de estas patologías asociadas condiciona mucho la presentación clínica y el
tratamiento
¿Tiene
datos de la prevalencia de TDAH en niños y adolescentes en España?
Según un estudio de tipo metaanálisis
desarrollado recientemente en la población española, la prevalencia del
trastorno por déficit de atención e hiperactividad en menores de 18 años es de
un 6,8 por ciento. Este dato coincide con las cifras de prevalencia procedentes
de otros países.
¿En
qué deben fijarse los padres ante un posible TDAH de su hijo?
Los síntomas nucleares del TDAH son
hiperactividad, es decir, grado de movimiento superior al que sería esperable
para la edad del niño: la impulsividad o tendencia a actuar y a hablar sin
pensar, y la inatención, en este último caso, las dificultades para mantener la
atención en actividades que requieren un esfuerzo mental. Además, como decía
antes, muchos niños con este trastorno manifiestan también otros síntomas. Entre
estos, destacan las alteraciones de la conducta, las dificultades académicas,
los problemas de relación con otros niños o los síntomas de ansiedad o
depresión.
¿Cuál
debe ser la conducta de los padres o responsables con un niño con trastorno por
déficit de atención e hiperactividad?
Las personas que se relacionan con niños
con TDAH deben tratar de comprender su comportamiento, saber por qué el niño
actúa de este modo. Por ejemplo, si no
obedece, deben plantearse que quizá sea porque no ha atendido a la orden. O si
en clase pide levantarse para ir al baño o sacar punta a menudo, probablemente
sea porque tiene sentimientos de inquietud y necesite moverse. Los niños en
general, y los niños con TDAH en particular, son muy sensibles a las críticas y
también a los elogios. Si ellos sienten que los que están a su alrededor
confían en que lo hará bien, se motivará.
¿Piensa
que puede estigmatizarse a un niño si se le diagnostica TDAH?
No. Sobre todo si se le diagnostica a
tiempo. El TDAH, al igual que el resto de las enfermedades psiquiátricas y
médicas, tiene una evolución mucho más favorable cuanto más precoz es el
diagnóstico y cuanto antes se inicia un tratamiento adecuado.
¿Qué
tratamientos son los más indicados para estos niños?
El tratamiento de elección para los
síntomas nucleares del TDAH (inatención, hiperactividad e impulsividad) es el
farmacológico. Los medicamentos, tanto estimulantes, metilfenidato, como no
estimulantes, atomoxetina, resultan muy efectivos y seguros. Ahora bien, en
niños pequeños es preferible comenzar con técnicas de modificación de la
conducta mediante el entrenamiento de los padres. Además de los fármacos, en
todos los casos debe realizarse psicoeducación. Hay que enseñar al niño, a los
padres y a los profesores qué es el trastorno por déficit de atención e
hiperactividad y qué puede hacerse para mejorarlo. Por otro lado, algunos niños
pueden necesitar un tratamiento psicológico específico, por ejemplo, una
terapia cognitivo-conductual si tienen síntomas de ansiedad o depresión asociados
o un entrenamiento en habilidades sociales si presentan dificultad para
relacionarse con los demás. Por último, en los casos que lo requieran, se debe
instaurar un apoyo académico extraescolar.
Así,
además del tratamiento del niño, es clave el asesoramiento de los padres y los
educadores.
La psicoeducación es imprescindible.
Debe realizarse con el niño, los padres y los profesores. Cuando los niños
presenten dificultades de comportamiento, los padres y cuidadores deberán
recibir un entrenamiento en técnicas de modificación de la conducta. En el
colegio, los profesores también deben aplicar medidas para mejorar el
rendimiento de estos niños.
Un
niño con TDAH, ¿será un adolescente y un adulto con TDAH?
En general, los síntomas de este
trastorno tienden a disminuir con la edad. La hiperactividad suele reducirse de
forma notable a partir de la adolescencia. Sin embargo, la impulsividad y la
inatención son más persistentes. Muchos adolescentes y adultos con TDAH
necesitan tratamiento de por vida; en cambio, otros, dependiendo de su
actividad, pueden desarrollar una vida normalizada sin necesidad de
tratamiento.
¿Aporta
la última edición del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales (DSM-5), novedades importantes en el diagnóstico del trastorno por
déficit de atención e hiperactividad?
El DSM-5, publicado el pasado 18 de
mayo, incluye tres modificaciones importantes principales para el diagnóstico
del TDAH. En primer lugar, los síntomas de hiperactividad, impulsividad o
inatención deben estar presentes en el niño antes de los doce años, mientras
que el DSM-IV indicaba que los síntomas
debían objetivarse antes de los siete años. Esto parece que mejorará la
detección en adolescentes y adultos que recuerdan peor los síntomas tenían en
la infancia. También se han modificado los criterios de los síntomas de
inatención, hiperactividad e impulsividad, adaptándolos mejor a los que
presentan adolescentes y adultos. En el DSM-IV, los síntomas describían
situaciones principalmente en edad escolar. Y, finalmente, el TDAH puede
diagnosticarse, según el actual manual, en pacientes que padezcan un trastorno
del espectro autista. La versión anterior no permitía la coexistencia de ambos
diagnósticos.
Azucena
Díez Suárez. Se licenció en medicina y cirugía en 1998. Desde
2004 es doctora en pediatría por la Universidad de Navarra y en 2011 se
especializó en psiquiatría. Hoy trabaja en la unidad de psiquiatría infantil
del departamento de psiquiatría y psicología médica de la Clínica Universidad
de Navarra. Es profesora asociada de la facultad de medicina de la misma
universidad y secretaria de la Sociedad de Psiquiatría Infantil de la
Asociación Española de Pediatría. Es autora de numerosos artículos sobre
psiquiatría infantil y coautora del libro Manual
de diagnóstico y tratamiento del TDAH (Ed. Médica Panamericana, 2007).
FUENTE:
Revista Mente y
Cerebro
IMAGEN: Google
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